Carsten Höller invita a los lectores a alterar su vida diaria con 336 juegos que expanden la mente. Se puede jugar solo, en parejas o en equipos, en la calle, en la cama o en un tren, ¡donde sea! No se necesitan accesorios ni materiales, solo un cuerpo, todos los sentidos y la voluntad de probar algo nuevo, que posiblemente suponga un desafío físico o mental, pero que garantiza el entretenimiento y la ampliación de los horizontes del jugador.

Algunos juegos son más osados que otros (gritar inesperadamente “¡bang!” cuando el conductor está dando marcha atrás para aparcar seguramente provocará una reacción), pero ahí está la gracia. Otros implican soltar frases extrañas en una conversación, hacer volteretas (sin ensayar) o arrancar pelos de la cabeza del oponente mientras este mantiene su cara de póquer.

La formación científica de Höller está detrás de su entusiasmo por crear instalaciones inmersivas y experienciales que combinen arte, ciencia y psicología. Quiere provocar al cerebro mientras prueba sus limitaciones a través de la actividad y la pasividad, la voluntariedad y la inercia. Concibió su primer juego en 1992 junto a un grupo de amigos, durante una aburrida cena después de la inauguración de una exposición. Desde entonces, ha recopilado e ideado nuevos entretenimientos, inspirado por amigos, la vida, los surrealistas y Arthur Rimbaud. Todos los juegos están ilustrados con obras de arte y fotografías encargadas o preexistentes. Entontramos retratos de Inez van Lamsweerde & Vinoodh Matadin, August Sander y Nan Goldin junto a pinturas de Salvador Dalí, instantáneas de Joseph Beuys con su hijo y Donna Haraway con su perro o piezas por encargo de Christine Sun Kim y Anri Sala, fotos de rodaje de Chantal Akerman, extractos de obras de Shakespeare, así como tesoros del archivo personal de Höller, y el de su madre.

Editado por Stefanie Hessler y Hans Ulrich Obrist, este libro anima a los lectores a participar en experimentos lúdicos pero cerebrales que los dejarán con una sensación de asombro y desorientación, y una sutil sonrisa en el rostro.